Las Guerras Púnicas

Enfrentamientos bélicos desarrollados entre los cartagineses y los romanos, durante los siglos III y II a.C., por la hegemonía en el Mediterráneo. Su nombre deriva del término latín “punicus”, que quiere decir “cartaginés”. Roma y Cartago habían vivido en paz desde el año 510 a.C. debido a sucesivos tratados amistosos. Sin embargo, durante el siglo III a.C., lucharán por la posesión de la isla de Sicilia. Este primer enfrentamiento será el origen de las tres guerras púnicas.

 La primera guerra púnica (264-241 a.C.) comenzó en Sicilia y más tarde se extendió hasta las costas africanas. Roma mandó una expedición a Túnez que fue derrotada por los aliados espartanos de los cartagineses. Los romanos entonces renunciaron a los enfrenamientos navales y centraron todo su esfuerzo en Sicilia. Tras 23 años de agotadora guerra contra los cartagineses, éstos son derrotados y renuncian a Sicilia, que pasa a ser la primera provincia romana. Los cartagineses se vieron obligados a firmar una paz según la cual tenían que pagar un cuantioso tributo a Roma en concepto de indemnización.

Los cartagineses en España.

El senado cartaginés, con el fin de compensar las pérdidas, ordena la conquista y explotación de las tierras levantinas. Se propone restaurar el imperio cartaginés y la hegemonía militar en la zona sur y levantina de la península. Al mando de Amílcar Barca, tienen que luchar con los iberos. Uno de los acontecimientos más destacados de la dominación cartaginesa del sureste peninsular fue la fundación, en el año 226 a.C., de Cartago Nova (actual Cartagena). Cartago Nova se convirtió en la capital de las posesiones de los cartagineses en la península.

También en 226 a.C., Asdrúbal, quien está a cargo de los dominios peninsulares de los cartagineses, firma con los romanos el Tratado del Ebro. Según este tratado, el río Ebro será la frontera que limita el avance de los cartagineses; a cambio, los romanos reconocen la soberanía cartaginesa al sur de este río.

A la muerte de Asdrúbal, llega a la península Aníbal, hijo de Amílcar. Aníbal asume el mando de los ejércitos cartagineses e inicia una política militarista y belicosa idéntica a la de su padre. Lanza sus primeras campañas contra las tribus de la Meseta situadas al este de la Mancha. Para finales del año 220 a.C. el dominio cartaginés en la península adquiere su máxima extensión, comprendiendo todas las tierras de la meseta situadas entre la desembocadura del Tajo por el oeste y la del Ebro por el este.

En el año 219 a.C., Aníbal Barca  emprende campañas para asegurarse el dominio de las tribus ibéricas situadas en la parte norte de las costas levantinas. Su primer objetivo será Sagunto, ciudad de los edetanos o arsetanos, aliados de Roma. Sagunto pide ayuda a Roma pero ésta nunca llega. Después de ocho meses de asedio, sus habitantes prefieren suicidarse antes que rendirse. Este conflicto origina la Segunda Guerra Púnica.

 La Segunda Guerra Púnica (218-201 a.C.) da ocasión a Roma de intervenir en la Península Ibérica e iniciar su expansión por el occidente. Se desarrolla en dos frentes simultáneos: Aníbal decide trasladar la guerra a Italia y deja los asuntos ibéricos en manos de su hermano Asdrúbal Barca.

Los romanos aprovechan el conflicto de Sagunto para desembarcar en el Golfo de Rosas en el año 218 a.C. Allí se inicia la conquista de la zona costera de la Península Ibérica con el fin de cortar el suministro de los ejércitos de Aníbal en Italia. Derrotan a los cartagineses en Tarraco, donde establecen su base de operaciones en la zona del Ebro. Poco después cruzan por primera vez este río y llegan hasta Sagunto. Al año siguiente conquistan esta ciudad y desde allí prosiguen sus conquistas por el Levante y tierras del Guadalquivir.

El dominio de los romanos sobre tierras cartaginesas es notable hasta que en el año 212 a.C. Asdrúbal Barca derrota a sus ejércitos en Cástulo.

En el año 210 a.C. llega a la península un nuevo comandante romano, Publio Cornelio Escipión, con el propósito de reorganizar las fuerzas romanas y emprender la ofensiva contra los ejércitos cartagineses. Un año después Escipión ataca Cartago Nova, que cae en poder de los romanos. Así se aseguran el control del levante y esto les anima a intentar por segunda vez la conquista del valle del Guadalquivir. A partir de entonces el ejército romano sigue avanzando y ocupa la región de Bastetania (Almería, Jaén, Granada y Murcia). En el año 206 a.C. Escipión funda la primera colonia romana, Itálica, con un marcado carácter fronterizo y defensivo debido a su posición estratégica a la orilla derecha del río Betis.

Mientras la situación para Aníbal en Italia tampoco era mejor, la dominación cartaginesa en la Península Ibérica concluye con la conquista romana de Cádiz en 206 a.C. Con esto termina el dominio púnico de la península.

Poco después Escipión pasa a África y amenaza directamente a Cartago. En la decisiva batalla de Zama el ejército cartaginés es aniquilado y Aníbal se ve obligado a aceptar  un acuerdo de paz que apenas reconocía su independencia y por el que tuvo que pagar otra gran suma de dinero en concepto de indemnización.

 La Tercera Guerra Púnica (149-146 a.C.) tuvo lugar en Cartago. Significó la destrucción completa de esta ciudad y marca el dominio definitivo del pueblo romano en el norte de África.