Historia de la conquista de al Ándalus, de Ibn
Abd al Hakem (historiador egipcio, c. 870)
Musa ibn Nosseyr mandó a su hijo Merwan a Tandja [Tánger]
para hacer una yihad sobre su costa. Habiendo hecho un gran trabajo él
mismo junto a sus clientes, volvió, dejando a Tarik ibn Amru el mando
de su ejército, que contaba con 1.700 hombres. Otros dicen que 12.000
beréberes y también 16 árabes fueron junto con Tarik; pero
eso es falso. También se dijo que Musa ibn Nosseyr salió de Ifrikiya
para realizar una expedición a Tandja [Tánger], y que fue el primer
gobernador que entró en Tandja [Tánger], dónde residía
parte de las tribus beréberes Botr y Beranes. Esos malvados no se sometían
ni siquiera a sí mismos. Cuando se aproximó a Tandja [Tánger]
se disolvieron sus tropas ligeras. A la llegada de la caballería de la
vecina provincia de Sus, sometió a sus habitantes y los hizo prisioneros
rindiéndoles a su obediencia. Y les dio un gobernador cuya conducta les
agradó. Envió a Ibn Beshr ibn Abi Artah a una ciudadela a tres
días de viaje del pueblo de Cairwan. Habiendo tomado el precedente, hizo
prisioneros a los niños y saqueó el tesoro. La ciudadela se llamaba
Beshr, por cuyo nombre es conocida hoy en día. Tras ello, Musa depuso
al virrey mal-puesto en Tandja [Tánger] y nombró a Tarik ibn Zeiyad.
Entonces retornó a Cairwan Tarik con su mujer esclava, de nombre Umm-Hakim,
estableciéndose fuera de Tandja [Tánger]. Tarik permaneció
algún tiempo en este distrito haciendo una yihad. Esto fue en el año
92. El gobernado del estrecho entre este distrito y al Ándalus fue un
extranjero llamado Ilyan [el conde don Julián], señor de Septa
[Ceuta]. El era también el gobernado de un pueblo llamado Alchadra, situado
en el mismo lugar del estrecho de al Ándalus con Tandja [Tánger].
Ilyan fue un vasallo de Roderic [Rodrigo], señor de al Ándalus,
quien solía residir en Toledo. Tarik se puso en comunicación con
Ilyan, a quien trató amablemente y con quien hizo las paces. Ilyan había
enviado a una de sus hijas a Roderic, el señor de al Ándalus,
para su mejora y educación; pero élla se quedó embarazada
de él. Ilyan, al tener noticia de ello, se dijo: no veo más castigo
o recompensa que mandar a los árabes contra él. Envió a
Tarik un mensaje diciendo que él les conduciría a al Ándalus;
Tarik estaba en ese momento en Tlemsem, y Musa ibn Nosseyr en Cairwan. Pero
Tarik dijo: No le creeré hasta que no le enviase un rehén. Pero
él les envió a sus dos hijas, no teniendo más hijos. Tarik
las pidió que permaneciesen en Tlemsen, dejándolas encerradas.
Tras eso, Tarik fue a Ilyan, quien estaba en Septa [Ceuta] en el estrecho. La
última vez que se reunieron le había dicho: yo te llevaré
a al Ándalus. Pero allí había un monte llamado el monte
de Tarik entre las dos tierras, entre Septa y al Ándalus. Cuando llegó
la noche le llevó a los barcos en los que le embarcaron hacia ese lugar,
en donde se ocultó durante todo el día y por la noche volvieron
los barcos trayéndoles con el resto de sus compañeros. Desde que
embarcaron para ese lugar, ninguno de ellos se quedó atrás: mientras
que las gentes de al Ándalus no les observaban, pensaron que cruzarían
y recruzarían por las misma rutas que, para su beneficio, servían
tanto para ir como para volver. Tarik se quedó en la última división
que cruzó. Prosiguió con sus compañeros junto con Ilyan
y con los comerciantes con los que había dejado atrás Alchadra,
para poder animar mejor a sus compañeros y paisanos. Las noticias de
Tarik y los que con él iban, así como del lugar del desembarco
en donde estaban, llegaron a la gente de al Ándalus. Tarik atravesando
con sus compañeros marchó sobre un puente de montañas a
un pueblo llamado Cartagena. Fue en dirección de Córdoba. Habiendo
pasado por una isla en el mar, dejó atrás a su mujer esclava de
nombre Umm-Hakim con una división de sus tropas. Esa isla fue llamada
Umm-Hakim. Cuando los musulmanes estuvieron en la isla, no encontraron más
habitantes que unos salvajes. Los hicieron prisioneros. Tras ello, tomaron a
uno de los salvajes, lo degollaron, lo cortaron en piezas y le hirvieron mientras
el resto de sus compañeros miraban. Ellos también hirvieron carne
en otros calderos. Cuando se cocinó la carne, ellos tiraron la carne
de ese hombre que habían hervido; ninguno sabía que eso era lo
que habían tirado; y ellos comieron la carne que había sido hervida
mientras el resto de los salvajes miraban. Ellos no dudaban que los musulmanes
habían comido la carne de su compañero; el resto luego informaría
a las gentes de al Ándalus que los musulmanes comían carne humana,
informándoles lo que éstos habían hecho con el salvaje.
Como nos relató Abd er Rahmán con el permiso de su padre Abd Allah ibn Abd al Hakem y de Hisham ibn Ishaak: Había una casa en al Ándalus, cuya puerta estaba protegida con candados y en la cual cada nuevo rey del país ponía un candado de su propiedad, hasta el acceso al poder del rey contra el que los musulmanes marcharon. Ellos le rogaron poner un candado en ella, como los reyes que le habían antecedido pero no quiso. Se negó diciendo: yo no pondré nada ahí hasta que no sepa que hay detrás; entonces ordenó que fuese abierta; y allí vieron retratos de los árabes y una carta que decía: 'cuando esta puerta se abra, estas personas invadirán el país'. Cuando Tarik desembarcó, soldados de Qurtuba [Córdoba] fueron a su encuentro; y viendo el pequeño número de sus compañeros los menospreciaron. Entonces lucharon. La batalla con Tarik fue dura. Ellos fueron derrotados y no cesaron de degollarlos hasta que tomaron el pueblo de Qurtuba [Córdoba]. Cuando Roderic oyó lo sucedido, fue a su rescate desde Toledo. Lucharon en un lugar llamado Shedunia, en un valle llamado desde entonces de Umm-Hakim. Lucharon en una dura batalla, pero Allah, poderoso y grande, mató a Roderic y sus compañeros.