El imperio alemán

El imperio alemán en el siglo XVI es un conglomerado de reinos y principados centroeuropeos que formaron parte del Sacro Imperio Romano Germánico de Carlomagno, que a su vez pretendía ser legítima continuación del Imperio Romano. El cargo de emperador, del que todos los reinos menores son vasallos, era elegido por todos los príncipes electores del imperio siguiendo la tradición germánica.

El concepto de Sacro Imperio y el papel del emperador tenían su origen en una profecía de la época clásica. Según esta profecía, la primera edad de los hombres, la edad de oro en que dioses y hombres vivían en comunidad, sería resucitada por el César. La interpretación medieval de esta profecía decía que llegaría un segundo emperador que provocaría la segunda venida del Mesías. A ésta le seguiría la segunda edad de oro cristiana. Para conseguir la segunda venida de Cristo el emperador debía unir bajo un solo dominio a todos los pueblos del mundo en la fe cristiana.

Durante la Edad Media esta idea no dejó de ser una hipótesis utópica. Ahora, con la elección de Carlos de Gante como emperador, se piensa en la posibilidad de llevarla a cabo dada la acumulación de territorios que poseía, entre los que se encontraban las tierras recién descubiertas del Nuevo Mundo, y el empuje de su poder militar.