Procedimiento
de control al que estaba sometido todo funcionario al final de su mandato por
parte de la corona española. La residencia era un procedimiento especial que
hacía un juez u otro funcionario para averiguar las faltas cometidas por el
encausado mientras desempeñaba su cargo. Tenía carácter público, por lo que
cualquiera podía ejercer su labor de control. La sentencia, que frecuentemente
era muy importante en la carrera burocrática, era apelable ante el Consejo de
Indias.