El principal de todos fue el de Nueva España (México), situado al norte de la Capitanía General de Guatemala, desde el 169 de latitud hasta el 42º. Cubría la extensión comprendida entre Texas (ríos Rojo y Carcusson) y el Océano Pacífico, en la actual California. Llegó a tener cerca de seis millones de habitantes, en las postrimerías del virreinato. Se dividía en 12 intendencias y 3 provincias. Tuvo dos Audiencias, según hemos visto, un tribunal de Consulado (fundado en 1581), un tribunal de minería un arzobispo y ocho obispos. En su territorio, según Humboldt, que visitó el país a fines del siglo XVIII, existían 254 conventos y 1.073 cabildos. Su Universidad se fundó en 1551, cuatro meses después que la de Lima. La imprenta empezó a publicar libros en 1539, medio siglo antes que la de Lima, que fue la segunda. Llegó a tener Escuela de Minería, Jardín Botánico y una Academia de Nobles Artes en que se cultivó grandemente la pintura. Desde 1667 circulaba la Gaceta de México. Un ejército de 40.000 hombres cuidaba por la seguridad de su territorio. La capital, México, fundada sobre las ruinas de la vieja Tenochtitlán, sobre el viejo lago de Texcoco, fue la más suntuosa de América española. La producción de plata de Guanajuato fue más abundante aun que la de Potosí.
La Capitanía General de Guatemala (cubriendo el actual territorio de Guatemala, Honduras, Nicaragua El Salvador y Costa Rica) dependía nominalmente de Nueva España, pero llevaba una vida en realidad autónoma de aquél. Su población alcanzó a cerca de un millón a fines del coloniaje. Tenía un arzobispo, en Guatemala, y tres obispos. La Universidad de San Carlos se hizo famosa en el siglo XVIII. Por tener que guerrear constantemente contra los indios y defenderse de los bucaneros, mantuvo un ejército considerable. Además de las minas de plata de Huehuetenaque (hoy Chiantla), producía cacao, cochinilla e índigo. La capital fue Guatemala.
Nueva Granada, transformada de Audiencia en Virreinato, abarcaba el territorio comprendido entre Costa Rica y el río Darién, aunque Venezuela, o la Capitanía General de Tierra Firme, mantuvo casi siempre su régimen propio. Constaba de 8 provincias, 1 arzobispado y 7 obispados. Con Universidad en Santa Fe de Bogotá, Biblioteca Pública inaugurada por el virrey Guirior (que fue del Perú) en 1774, un Instituto de Ciencias Naturales, abierto por el virrey Caballero y Góngora a raíz de la famosa expedición botánica que dirigió el sabio gaditano don José Celestino Mutis, un observatorio, etc. En 1759 publicaba el Papel Periódico de Santa Fe de Bogotá. Tuvo imprenta. Amenazado constantemente por piratas, constituyó también apreciable fuerza militar. Su riqueza principal fueron el oro, las esmeraldas, la plata y el platino.
La Capitanía General de Venezuela quedó independizada del virreinato de Nueva Granada en 1773. Con una población de cerca de 800.000 habitantes, disfrutaba de arzobispado (Caracas; 1803) y 2 obispos sufragáneos. El colegio fundado en 1696 se convirtió en Universidad el año de 1795. Se destacó económicamente por su riqueza ganadera, que llegó a ser tan apreciable como la del Río de la Plata. Su riqueza consistió además en cacao, algodón, café, tabaco y caña, lo que dio notable incremento a la colonia. Se vio amenazada, como Brasil, por diversas tentativas europeas. Después del fugaz auge alemán de principios del siglo XVI a mediados del XVII tuvo que sufrir el conato de los holandeses, quienes se apoderaron de Curaçao (1634), abriendo comercio con Venezuela. Los ingleses se instalaron, además, por los alrededores, y los bucaneros hicieron víctima a esta colonia de constantes ataques, atraídos por su riqueza y por las de la feria de Portobelo, a donde acudían comerciantes de toda la América del Sur. Fue el verdadero nudo mercantil del continente, hasta que se abolió el sistema de galeones y se entregó al comercio la ruta de Magallanes. Para combatir el creciente influjo holandés, se constituyó la célebre Compañía Vizcaína (de que se habla en otro lugar), cuyas actividades cubren el período de 1728 a 1778. Gil Fortoul reconoce los beneficios que esta entidad hizo a Venezuela, no obstante sus fines netamente mercantiles. En 1786 se creó la Audiencia de Caracas. Ya estaba maduro el país para la independencia. La capital era Caracas.
El Virreinato del Perú fue el más importante de Sudamérica. A partir del siglo XVIII se dividió en 8 Intendencias y tuvo, a fines de dicho siglo una población aproximada de 1.400.000. Sus límites abarcaban el actual Perú, más parte de Ecuador, la actual Bolivia y tenía bajo su dependencia los territorios de Maynas y Quijos. Para darse cuenta de su actividad industrial, en materia de tejidos, basta anotar que de Paita a Cusco había alrededor de 4.000 obrajes o hilanderías. Su Universidad 'Mayor, la de San Marcos de Lima, fue fundada por Real Cédula el 12 de mayo de 1551. Su primer libro impreso apareció en 1584, de las prensas del italiano Antonio Ricardo. Aunque generalmente se dice que el primer papel periódico fue el Diario Erudito y Comercial, de 1790, es lo cierto que nosotros hemos tenido a mano "gacetas" de muchos años antes, como se verá en otro lugar. Según el historiógrafo argentino Navarro Lamarca, "la ciudad de Lima, capital del virreinato, era en cierto modo el centro político-social de la América del Sur". (Navarro L., Historia de América, II, pág. 308). El historiador de la literatura de Colombia, Vergara y Vergara, asevera lo propio desde el aspecto intelectual. Había un arzobispado y 5 obispados, Tribunal del Santo Oficio y varias audiencias. Su Escuela de Medicina se fundó en 1811. Entre los virreyes más famosos figuran, por cierto, el virrey Toledo, el conde de Superunda, el conde de Villar don Pardo, don Manuel de Amat y don Fernando de Abascal.
La Capitanía General de Chile dejó de depender del Virreinato peruano sólo hacia 1798. Se componía de 2 intendencias o provincias: la de Santiago v la de Concepción, las que se dividían en 22 partidos, con un total aproximado de medio millón de habitantes. Dada la constante lucha contra los indios y los piratas, así como por haber sido durante un tiempo presidio (Valdivia), la Capitanía General de Chile tuvo un marcadísimo carácter militar. Sus mayores riquezas fueron el trigo, la vid, el ganado v algunas industrias privadas. Su movimiento comercial pudo disponer de la vía de Magallanes, la de Buenos Aires, la del Perú y la del contrabando, que era la más socorrida de las cuatro. Tenía dos obispos y una Universidad, la de San Felipe. No abundaron los esclavos negros, a causa de las dificultades que el medio y la naturaleza significaban entonces, dentro del criterio mercantilista de la política española. Cuando la independencia, eran en realidad muy pocos, y los más, provenientes de fundos que habían pertenecido a los jesuitas. La capital fue Santiago.
El Virreinato del Río de la Plata, con capital en Buenos Aires, llegó a tener alrededor de 800.000 habitantes, distribuidos en 8 intendencias, 4 gobernaciones y varias comandancias militares consagradas a combatir o detener a los indios v contener a los portugueses del Brasil, así como a los corsarios. Su límite fue el río Desaguadero. Por el este lindaba con la discutida zona brasileño-platense. La Universidad de Córdoba, en la ciudad de este nombre, fue un foco intelectual de gran importancia. Eclesiásticamente dependía del arzobispado de Chuquisaca, ciudad alto peruana donde había además una Universidad famosa, en la que estuvieron Mariano Moreno y Bernardo de Monteagudo. Fue célebre su Colegio de San Carlos, erigido con bienes de jesuitas. Sólo en 1801 dispuso de hoja periodística El Telégrafo Mercantil. La imprenta tuvo una actividad restringida. Sin embargo, en el siglo XVIII el contacto con los europeos que llegaban libremente ya favoreció las ciencias, las ideas políticas y económicas y el teatro. El virrey Vértiz, gran benefactor de Buenos Aires, estableció el alumbrado público y favoreció el teatro. Buenos Aires tenía entonces 12.000 habitantes dentro del recinto de la ciudad, y 24.000 en la campaña. La ganadería fue su riqueza principal. Ella y el comercio fueron los pivotes de la emancipación, mucho más que las ideas de la Revolución Francesa.
La Capitanía General de La Habana recibió notable incremento cuando se dictó la Ordenanza de libre comercio y se promulgó una disposición sobre el tráfico de negros (1790), así como cuando, mediante la Paz de Basilea, España cedió a Francia toda la isla de Santo Domingo, cuya población española, en gran número, abandonó aquel lugar y se dirigió a Cuba. La isla tenía entonces alrededor de 280.000 habitantes. Su famoso Arsenal era un punto de apoyo indispensable para la defensa y el comercio del imperio colonial hispano. El comercio y cultivo de café, cacao, índigo, azúcar y tabaco sustituía por su excelencia la falta de minerales preciosos. Su posición estratégica hizo a la isla objeto de la codicia de ingleses, franceses y holandeses, especialmente de los primeros. En torno de ella se libraron numerosas batallas navales. Uno de sus capitanes generales, don Luis de las Casas, hizo más por el progreso de la isla que muchos otros gobernantes. Tuvo La Habana, Universidad desde 1728, y un gran Colegio de San Carlos, rehecho sobre los vestigios de las instituciones jesuíticas, en 1773.
Las islas de Santo Domingo y Puerto Rico, pertenecientes al dominio español, experimentaron mil vicisitudes a causa de su posición isleña. A la primera, que teóricamente dependía del virreinato de Nueva España, le tocó sufrir las consecuencias de la guerra entre la Metrópoli y Francia y pasar a ser, temporalmente, parte del imperio francés.
Luis Alberto Sánchez, Breve Historia de América
(Buenos Aires: Losada, 1965), 149-51.