Positivismo
latinoamericano
El positivismo
latinoamericano de la segunda mitad del siglo diecinueve fue la ideología que
sirvió de puente entre las ideas de liberales y conservadores de la primera
mitad del siglo. El filósofo francés Auguste Comte (1798-1857) propuso una explicación ordenada del desarrollo
de las sociedades humanas de acuerdo a las ciencias "positivas" (matemáticas,
física, química y biología). Comte afirmaba que del estudio empírico del proceso histórico,
en especial de la progresión de diversas ciencias interrelacionadas, se desprendía
una ley que él denominó de los tres estadios y que rige el desarrollo de la
humanidad.
Dada la
naturaleza de la mente humana, decía, cada una de las ciencias o ramas del saber
debe pasar por "tres estadios teoréticos diferentes: el teológico; el metafísico;
y por último, el científico o positivo". En el estadio teológico los acontecimientos
se explican de un modo muy elemental apelando a la voluntad de los dioses o
de un dios. En el estadio metafísico los fenómenos se explican invocando categorías
filosóficas abstractas. El último estadio de esta evolución, el científico o
positivo, se empeña en explicar todos los hechos mediante la aclaración material
de las causas. Toda la atención debe centrarse en averiguar cómo se producen
los fenómenos con la intención de llegar a generalizaciones sujetas a su vez
a verificaciones empíricamente comprobables. La obra de Comte
es considerada como la expresión clásica de la actitud positivista, es decir,
la actitud de quien afirma que tan sólo las ciencias empíricas son la adecuada
fuente de conocimiento.
Cada uno
de estos estadios, afirmaba Comte, tiene su correlato
en determinadas actitudes políticas. El estadio teológico tiene su reflejo en
esas nociones que hablan del derecho divino de los reyes. El estadio metafísico
incluye algunos conceptos tales como el contrato social, la igualdad de las
personas o la soberanía popular. El estadio positivo se caracteriza por el análisis
científico o "sociológico" (término acuñado por Comte) de la organización política. Bastante crítico de los
procedimientos democráticos, Comte anhelaba una sociedad
estable gobernada por una minoría de expertos que empleara métodos de la ciencia
para resolver los problemas humanos y para imponer las nuevas condiciones sociales.
Cuando a la crítica positivista de la democracia se le sumaron en Latinoamérica
los principios de un darwinismo social, el positivismo latinoamericano frecuentemente
adquirió connotaciones clasistas y racistas.