Machado y Ruiz, Antonio (1875-1939).

Uno de los poetas más importantes de la "Generación del 98". Miembro de una familia de intelectuales liberales, se traslada, junto a su familia, a Madrid, donde estudió en la Institución Libre de Enseñanza.

 En 1899 Antonio viaja a París, donde trabajó como traductor y conoció a Oscar Wilde y a otros poetas simbolistas y parnasianos.

 Su primer libro, "Soledades", aparece en 1903, y cuatro años más tarde, lo ampliará en "Soledades, galerías y otros poemas". Estas primeras obras, de tono modernista, denotan la influencia de las corrientes francesas, especialmente la de Verlaine, y se caracterizan por el tono intimista, la preocupación por la muerte, el paisaje y el culto al sueño y al recuerdo. Aquí ya encontramos símbolos, como el camino o el agua que fluye, que serán constantes en toda su creación.

 Durante este período escribe en revistas tan destacadas como "Alma Española", "Helios", "Ateneo", "Blanco y Negro" y "Renacimiento", entre otras.

 En Soria, donde trabajó como profesor de francés, comienza ahora el período más fértil de su producción poética. En 1912 apareció "Campos de Castilla", obra en la que además de poetizar su interioridad, canta a la naturaleza, a España y a las gentes castellanas. Poco después, muere su esposa, y Antonio, profundamente afectado, marcha a Baeza (Jaén), donde terminó sus "Campos de Castilla". En esta segunda parte del libro expone sus preocupaciones por la decadencia de España.

 Su añoranza de la tierra castellana le lleva a trasladarse, en 1919, a Segovia. Allí se enamora de Pilar Valderrama, quien le inspiró en sus "Canciones a Guiomar", libro heterogéneo donde intensifica su tono sentencioso y popular. En 1926 aparece "De un cancionero apócrifo", en el que, a través de sus dos protagonistas, el autor nos da a conocer su pensamiento sobre los más diversos temas. Continuó colaborando en la "Revista de Occidente", "La Pluma", "El Sol", "España" e "Índices" y, junto a su hermano, escribió varias obras dramáticas sin demasiado éxito. En 1927 es elegido miembro de la Real Academia Española de la Lengua.

 Su postura a favor de la Segunda República española, que definió claramente al izar la bandera republicana en el balcón del Ayuntamiento de Segovia, provocó su evacuación, junto a toda su familia, a Valencia, en el año 1936. Aquí escribe en la revista republicana "Hora de España". Posteriormente marcha a Barcelona, desde donde se ve obligado a pasar la frontera francesa para refugiarse en Colliure, donde muere en 1939.