Resumen histórico: La América colonial

I. El siglo XVI: Consolidación del poder administrativo

La consolidación de la autoridad española en las Américas se realizó con la creación de entidades administrativas que canalizaron tanto la voluntad monárquica como su implementación. Terminada la primera gran oleada de exploraciones y acabada la conquista de México, Carlos V consolidó en 1524 la autoridad del Consejo de Indias--ya existente desde 1511--al darle autonomía para ejercer poderes ejecutivos, legislativos y judiciales. A la vez, la Casa de Contratación, establecida en 1503 para fiscalizar el comercio con las Américas desde Sevilla, pasó a depender del Consejo de Indias. Esto significó la concentración de los órganos administrativos relacionados con las Indias en una sola institución. El Consejo de Indias alcanzaría su máxima definición reglamentaria en 1571 tras las Ordenanzas de Felipe II.

En las colonias--que deberían llamarse en todo rigor "Reinos de Indias" de acuerdo con su estatus jurídico--se desarrolló un sistema administrativo de estructura jerárquica como la del centro metropolitano. En los municipios de las ciudades se establecieron cabildos compuestos de alcaldes (del árabe al-gadi) y regidores democráticamente elegidos y corregidores designados; éstos estaban bajo la jurisdicción administrativa y judicial de las gobernaciones. En las fronteras se establecieron capitanías generales de militares profesionales, las cuales eran vigiladas tanto por las audiencias de oidores reales como por los virreinatos de México (1535) y del Perú (1542), cuyos virreyes representaban al rey en ultramar (ver un mapa de América del Sur de 1580). Hacia finales de la época colonial otros dos virreinatos fueron establecidos: el de Tierra Firme o Nueva Granada (1717) y el de Río de la Plata (1776). El virrey desempeñaba los papeles de Presidente de Audiencia y Capitán General, pero este poder fue cuidadosamente controlado: al virrey no sólo se le prohibía adquirir tierras y casarse en el lugar de su jurisdicción; además, terminado el período de su cargo, se le sometía a un juicio de residencia, un procedimiento formal abierto a toda acusación o reclamo en su contra.

La supresión de los conquistadores

La situación de los conquistadores ilustra la implacabilidad de la Corona al imponerse como autoridad suprema en las Américas. A Hernán Cortés, después de ser nombrado gobernador y capitán general de Nueva España [México] por Carlos V en 1522, los oficiales del tesoro le juzgaron pocos años después y terminó con un título mucho menos importante. Para evitar la propagación de su fama de héroe, la Corona prohibió la publicación de sus Cartas de relación. Unas décadas después, Gonzalo Pizarro, hermano del ya difunto Francisco Pizarro, encabezó una sublevación de los encomenderos contra las Nuevas Leyes de 1542 que abolían la encomienda. Pizarro decapitó al virrey del Perú y terminó ejecutado, a su vez, a manos de las fuerzas reales enviadas por el Consejo de Indias.

Esta toma de poder de los agentes de la administración real marcó el desplazamiento de la autoridad feudal que los conquistadores se habían otorgado y el asentamiento definitivo de una red administrativa que representaría los intereses monárquicos en el Nuevo Mundo. Además de arrebatarles el poder a los conquistadores, la Corona evitó que surgiera una hegemonía americana dándoles carácter temporal a los puestos administrativos americanos. Reteniendo para sí todo el poder burocrático, los monarcas españoles suprimieron la gloria no sólo de los conquistadores, sino también de sus descendientes, para asegurar su dominio y autoridad en las Américas. Esta consolidación del poder real inauguró el período colonial, dominado por la cultura virreinal.

La Leyenda Negra

A pesar de su poder en el escenario mundial, España adquiría cada vez peor fama por su carácter oscurantista. La explotación de los indígenas en el Nuevo Mundo fortaleció la percepción negativa que ya existía en Europa de la Inquisición, de la postura contrarreformista española y de la represión de los protestantes en los Países Bajos. El debate moral en España que culminó en la disputa de 1550 entre Bartolomé de las Casas y Juan Ginés de Sepúlveda sobre el trato de los indígenas llegó a alcanzar a un público europeo muy amplio con las ilustraciones hechas por el impresor y grabador flamenco Theodor de Bry a la Breve historia de la destrucción de las Indias de Las Casas. A esta propaganda protestante antiespañola, que ciertamente tuvo también motivos políticos, se le ha dado el nombre de la Leyenda Negra.

La disminución de la población indígena

El siglo XVI vio una reducción catastrófica de la población indígena de las Américas. Por ejemplo, la población original de 25 millones del México central se redujo a la mitad en los primeros 50 años después de la conquista, y a sólo un millón en 1605 (1). Las razones que más citan los investigadores contemporáneos para esta disminución son las enfermedades llevadas al Nuevo Mundo por los conquistadores (la viruela y el sarampión), la guerra, el maltrato (bajo la encomienda, el repartimiento y la mita) y la depresión, que supuso una reducción significativa en las tasas de nacimiento.

El clero americano poco a poco dejó de tener fuerza para luchar contra los males de la población indígena. A partir del Concilio de Trento de 1545-1563--arranque de la Contrarreforma católica--, los religiosos abandonaron toda postura indigenista que no se ajustara a las normas de la ortodoxia, dejaron de luchar por el derecho de los indígenas a ser políticamente independientes y se limitaron a enseñar el dogma católico y a hacer obras de caridad. Aun así algunas figuras se destacan como contadas excepciones a esta generalización. El oidor de Nueva España y obispo de Michoacán, Vasco de Quiroga, apodado "Tata (padre, abuelo) Vasco", trató de implementar en el siglo XVI la Utopía de Tomás Moro para forjar una comunidad utópica indígena, llegando a establecer propiedades comunales que fueron protegidas por la Corona y no disueltas hasta el siglo XIX. Otros, como Fray Bernardino de Sahagún, autor de la Historia general de las cosas de Nueva España--historia azteca en náhuatl--, trabajaron para preservar el pasado y las costumbres de las poblaciones diezmadas.

La esclavitud africana

A medida que disminuía la población indígena, la esclavitud africana fue sustituyéndola. Al principio los negros llegaban como criados cristianizados e hispanizados de los españoles, pero la mortandad indígena hizo que se desarrollara un comercio de esclavos directo desde África, principalmente de Senegal y Angola. En 1518 Carlos V permitió la introducción de 4,000 esclavos y declaró el comercio de esclavos monopolio real. El fenómeno de la esclavitud africana se dio donde había un clima cálido y una economía de plantación y cultivo de productos tropicales como el algodón y el azúcar: mayoritariamente en las Antillas, las costas continentales del Caribe (lo que son hoy Colombia, Venezuela, México, etc.) y el Brasil, adonde llegaron los primeros esclavos en 1538. Durante la época colonial se introdujeron tres millones y medio de esclavos africanos en las Américas.

Las condiciones de vida bajo la esclavitud eran insoportables. A los esclavos que huían de su situación se les llamaba "cimarrones", término usado también para referirse a los caballos que al escapar de sus amos españoles regresaban a un estado salvaje. La violencia intrínseca del sistema esclavista motivó varias rebeliones de esclavos. La más exitosa fue la de Yanga, a principios del siglo XVII en la costa del Golfo de México, y que llevó a la fundación del pueblo de San Lorenzo de los Negros en Veracruz. Los esclavos huidos se organizaban en comunidades--llamadas "quilombos" en Brasil, "cumbes" en Venezuela y "palenques" en las demás regiones hispanohablantes--en que se reactivaban costumbres e instituciones africanas. El quilombo más importante fue el de Palmares de Alagoas, que llegó a tener 20,000 habitantes y duró hasta el siglo XVII.

Como había ocurrido con los indígenas, hubo clérigos que defendieron a los esclavos. En Nueva Granada el jesuita español San Pedro Claver (1589-1654) se dedicó a la evangelización de los esclavos en la ciudad de Cartagena de Indias, ganándose el epíteto de "Apóstol de los negros". Se le considera hoy el santo patrón de Colombia.

La educación y la producción literaria en el siglo XVI

La primera universidad americana se fundó en Santo Domingo en 1538, tomando como modelo la de Alcalá de Henares, que había sido fundada por el humanista Francisco Jiménez de Cisneros en 1498. Le siguieron a ésta las de Lima y México en 1551. En 1539 se puso en marcha en la ciudad de México la primera imprenta de las Américas. También en México se estableció el Colegio de Tlatelolco, escuela para los miembros de la nobleza indígena donde se enseñaba en español, latín y griego. Aunque se fundaron otras escuelas sobre este modelo en el Perú, no duraron mucho tiempo porque produjeron un desequilibrio en el orden social entre encomendero y súbdito. En1553 la corona prohibió la exportación española de historiales de la conquista a las Américas para impedir el conocimiento de las culturas precolombinas. En este período surgen sólo dos grandes cronistas de ascendencia indígena, los dos en el Perú. El primero, Guamán Poma de Ayala, escribió una crónica de la historia incaica y una denuncia de los abusos españoles, Nueva corónica y buen gobierno (1600-1615). El otro fue el Inca Garcilaso de la Vega, hijo de un conquistador español y una princesa inca. Estudiante del colegio indígena de Cuzco y autor de los Comentarios reales, el Inca Garcilaso dudó entre condenar y alabar a los españoles, y es una de las primeras grandes figuras que produce el mestizaje indo-español.

La producción textual de esta primera época colonial se centró en la lírica, el teatro y las crónicas. El desarrollo de una novela americana tardaría unos siglos a causa de su ausencia en el ámbito cultural, pues la importación de novelas a las Américas fue prohibida en 1543 para evitar su efecto perjudicial sobre el trabajo evangelizador. Mientras que el teatro se desarrolló como género a medida que se iba popularizando como vehículo de evangelización, la lírica celebró la conquista. La Araucana, del poeta español Alonso de Ercilla, considerada el primer poema épico americano (1569-89), narra la dura guerra de los colonizadores españoles en Chile contra los feroces indios mapuches. Escrita al calor de la guerra, esta épica reclamó para sí una autenticidad geográfica e histórica, como explicó el mismo Ercilla: "[…] porque fuese más cierto y verdadero, se hizo en la misma guerra y en los mismos pasos y sitios, escribiendo muchas veces en cuero por falta de papel y en pedazos de cartas, algunos tan pequeños que apenas cabían seis versos" (2). Una serie abundante de crónicas completa el panorama textual de esta época, en que se produce efectivamente el traslado de poder de la metrópoli a las nuevas colonias.

II. El siglo XVII: decadencia española, sincretismo americano, arte barroco

La economía colonial y las incursiones europeas en territorio español

El comercio de productos entre el Nuevo y el Viejo Mundo surgió rápidamente. De las Américas llegaban España tomates (en náhuatl, xitomat, cf. jitomate), chocolate (en náhuatl, xocolatl), tabaco caribeño, chile y hoja de coca andinos y maíz. Desde Europa se importaban ganado y caballos, perros, olivos, uvas, naranjas y limones. El intercambio comercial se realizaba en dos flotas anuales que salían de Sevilla: una destinada a México y al Caribe, la otra al norte de Suramérica.

Pero fue la extracción americana de oro y sobre todo de plata en Potosí y Zacatecas lo que produjo grandes ganancias para la Corona. Una gran producción de plata durante el reinado de Felipe II (1556-98) llevó a que éste sobrestimara el cálculo de futuros ingresos. La política bélica de costosas guerras contra los Países Bajos, Inglaterra y Francia y un programa económico basado no en los ingresos americanos del día sino en proyecciones futuras causaron una fuerte depresión económica metropolitana--incluyendo cuatro bancarrotas de la Corona entre 1557 y 1607--que tuvo repercusiones en las Américas.

Esta debilidad económica central se manifestó de manera más clara en que el territorio y los recursos españoles se vieron amenazados. Los holandeses, que venían en busca de sal, desarrollaron un comercio de perlas, tabaco y pieles en Venezuela y el Caribe y fundaron en 1621 la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales. Ésta capturó siete años más tarde una flota española cerca del puerto cubano de Matanzas y se apoderó de un botín de 170 mil kilos de plata. A pesar de los esfuerzos españoles por controlar la presencia de otros poderes europeos en América, bucaneros franceses se establecieron desde principios del siglo XVII en Hispaniola y los holandeses en la Guayana. Este influjo europeo aumentó en períodos de marcada debilidad española, como durante la "Pax Hispanica" y la Guerra de los Treinta Años, y llevó a la toma de las Antillas Menores--Barbados, Martinique, Guadeloupe--por los ingleses y franceses y luego de las Mayores--notablemente la conquista británica de Jamaica en 1655. Para poder negociar un frente unido contra el problema de la piratería, España reconoció todos los reclamos europeos de territorios durante la segunda mitad del siglo XVII, menos el de Belice por los ingleses. (3)

La corrupción americana

La crisis económica metropolitana aumentó la corrupción administrativa en las colonias. Durante el reinado de Felipe III (1598-1621), la Corona dejó de pagar a los oficiales administrativos, quienes recurrieron a negocios corruptos para mantener el monopolio real sobre los productos de los comerciantes y la labor de los indígenas. Independizándose cada vez más de la voluntad real, estos oficiales se negaban a implementar las leyes humanitarias que venían de España y explotaban su poder con fines lucrativos personales. La figura más emblemática de esta explotación era el corregidor--recaudador de impuestos, magistrado y administrador--que servía de intermediario entre los pueblos indígenas y los comerciantes, por un lado, y la monarquía por el otro.

Otra fuente de abusos fue la hacienda, sucesora de la encomienda y el repartimiento y precursora de los grandes latifundios que siguieron. La hacienda, propiedad agrícola de gran extensión, resultaba de la especulación que juntaba pequeñas extensiones de tierra bajo el mando de un solo terrateniente, de lo que surgían el peonaje y un sistema de deuda vitalicio y hereditario para el labrador (4).

Sin embargo, a la vez seguía creciendo la red de centros urbanos coloniales, la cual se extendía desde Nueva España al norte hacia el Río de la Plata y Santiago de Chile al sur.

Las misiones jesuitas

Los jesuitas, miembros de la Compañía de Jesús fundada en 1540 por Ignacio de Loyola, emprendieron la función educativa que les había sido encomendada en el Concilio de Trento creando misiones fronterizas en California, Nuevo México y en el Cono Sur de Sudamérica. Cuando en 1604 el papado declaró el territorio paraguayo una "provincia" jesuita, establecieron allí sus misiones del Paraguay. Repartieron las tierras y los bienes entre todos, educaron a los indígenas en castellano y en su lengua nativa, el guaraní y les armaron para defenderse contra incursiones territoriales. Por ser misioneros tan comprometidos con la fe católica, los jesuitas obstaculizaban los intereses monárquicos, y fueron expulsados de los territorios españoles en los dos continentes en 1767 por Carlos III.

El criollismo y el mestizaje

El legado étnico de la conquista fue una cultura dividida entre criollos y mestizos. Aunque los conquistadores provenían mayormente de las clases bajas españolas, sus descendientes intentaron crear una aristocracia en ultramar. Los criollos, hijos de españoles nacidos en tierra americana, constituían la élite del Nuevo Mundo. Los descendientes directos de los conquistadores y otras familias propietarias o adineradas ocupaban el plano social más alto a pesar de carecer de títulos de nobleza. Poco a poco, esta clase fue introduciéndose en la esfera política, inicialmente en el nivel más local del cabildo, subiendo finalmente a las alcaldías y los corregimientos. Con la venta de puestos públicos en el siglo XVII por una administración virreinal empobrecida, el poder de los criollos aumentó, añadiendo peso político a su riqueza. Al peso socioeconómico de los criollos se añadió un elemento religioso tras la canonización de la primera santa criolla, Santa Rosa de Lima, en 1671.

Los mestizos, producto de la unión entre españoles e indígenas, ocupaban las esferas sociales más bajas, aunque tenían más oportunidades sociales que los indígenas de sangre pura y los esclavos. En los centros urbanos el mestizaje llegó a ser tan extenso que se desarrolló un sistema de castas étnicas que precisaba los grados de mestizaje y definía características esenciales para cada una de ellas. Con el tiempo, en muchos lugares--sobre todo en México, el Perú y el Caribe--el mestizaje ha pasado a ser la norma racial.

Sin embargo, la identificación del elemento indígena con sus raíces precolombinas persistía. Los miembros de la antigua nobleza insistían en sus intentos de reclamar tierras y privilegios de la Corona española, como lo evidencian obras como la del Inca Garcilaso de la Vega, quien buscaba reivindicar su linaje incaico. En el Perú este descontento desembocó en 1780 en una sublevación en la cual José Gabriel Condorcanqui, un cacique indígena andino, se levantó contra el gobierno español, tomando el nombre de Túpac Amaru II en honor del último emperador inca asesinado en 1572. Túpac Amaru II capturó a un gobernador peruano, y, para castigar la avaricia española, le vertió oro derretido por la garganta. La revuelta fue severamente suprimida por las autoridades españolas: el cuerpo de Túpac Amaru II fue descuartizado públicamente y su cabeza fue llevada como advertencia a todas partes del reino.

El sincretismo religioso

El mestizaje racial encontró su paralelo cultural en el sincretismo religioso. Aunque los españoles intentaron acabar con las religiones indígenas mediante la destrucción de los lugares sagrados precolombinos y la evangelización, no lograron erradicar por completo esas creencias. La supuesta aparición de la Virgen de Guadalupe en 1531 ante el indígena cristianizado Juan Diego fue una de las primeras manifestaciones del sincretismo religioso, pues se trataba de una virgen claramente mestiza. En México se produjeron dos identificaciones populares: entre las figuras de Cristo y la de Quetzalcóatl, y entre la Virgen de Guadalupe y la diosa azteca Tonantzin. La iglesia de Tonantzintla, construida principalmente por albañiles indígenas, ejemplifica en su construcción y decorado este sincretismo cristiano-indígena.

En Cuba el sincretismo religioso combinó el cristianismo con la religión africana de los yorubas. Esta fusión cristiano-yoruba creó la santería, religión popular que tiene variantes parecidas en el candomblé brasileño y el vudú haitiano. Las deidades santeras representan las dos religiones: Yemayá, diosa africana del mar, es también Nuestra Señora de Regla, patrona de los marineros; Ochún, deidad africana de los herreros, se asocia con san Pedro y sus llaves de hierro del paraíso; y Changó, dios de la Guerra, tiene su contraparte cristiana en santa Bárbara, patrona de los artilleros y de los mineros.

El barroco americano

Con el telón de fondo severo y ortodoxo de la Contrarreforma, el arte barroco europeo surgió necesariamente como un vehículo de expresión individual. El barroco se caracteriza por el exceso y la desmesura de sus materiales y proporciones. Carlos Fuentes describe el barroco como "arte de la paradoja: arte de abundancia, prácticamente ahogándose en su propia fecundidad, pero arte también de los que nada tienen, de los mendigos sentados en los atrios de las iglesias, de los campesinos que vienen a la misma iglesia a que se les bendigan sus animales y pájaros, o que invierten los ahorros de todo un año de dura labor, e incluso el valor de sus cosechas, en la celebración del día de su santo patrono" (5). En el Nuevo Mundo, al esquema europeo del barroco se añadieron los elementos americanos del mestizaje y de una realidad diferente y abundante. El exceso producido por el sincretismo--la combinación de varios códigos culturales y religiosos--se reflejó en las creaciones artísticas de la época. Tanto la capilla de Tonantzintla como la iglesia de San Lorenzo de Potosí (1728), atribuida al arquitecto indígena José Kondori, representan este barroco americano. El Aleijadinho, mulato brasileño, en el siglo XVIII adornó con arte barroco la iglesia de Congonhas do Campo, situada en Minas Gerais, y también la iglesia de Nuestra Señora del Pilar en Ouro Preto, la capital minera de Brasil.

La literatura del siglo XVII

La literatura del barroco americano revela por lo general un intento de imitar a los grandes autores del barroco español: Góngora, Calderón, Quevedo. En este contexto sobresale la monja mexicana Sor Juana Inés de la Cruz (1645-95), llamada la "Décima Musa" por su público trasatlántico. Escritora de textos poéticos, ensayísticos, sagrados y epistolares, sor Juana gozó de prestigio y protección en los círculos eclesiásticos y virreinales, hecho poco común para una mujer de su época. Sor Juana aprovechó esta circunstancia para dedicarse a actividades intelectuales que no eran las típicas de una monja: intervino en disputas teológicas, escribió sonetos amorosos y filosóficos y defendió el derecho de la mujer a la educación. En su famosa "Respuesta a Sor Filotea de la Cruz," sor Juana escribe una autobiografía en la que reivindica su vida y sus preocupaciones intelectuales ante la crítica de la Iglesia. Su obra representa sin duda el punto culminante del barroco americano.


Notas al pie:

(1) Carlos Fuentes, El espejo enterrado (Madrid: Taurus, 2000), 177.
(2) Jean Franco, An Introduction to Spanish-American Literature, 3a ed. (Cambridge: Oxford, 1994), 17.
(3) Peter Bakewell, A History of
Latin America (Oxford: Blackwell, 1997), 210-215.
(4) Fuentes, 190.
(5) Fuentes, 281.


Cronología

1518 Primera concesión real para el comercio de esclavos africanos
1524 Consolidación del Consejo de Indias y la Casa de Contratación por Carlos V
1531 Aparición de la Virgen de Guadalupe (visión de Juan Diego)
1535 Virreinato de Nueva España
1538 Fundación de la Universidad de Santo Domingo, primera en las Américas
1539 Primera imprenta americana, en México
1542 Nuevas leyes de Indias
1543 Virreinato del Perú; prohibición de la importación de novelas a las Américas
1545-63 Concilio de Trento
1550 Debate entre Bartolomé de las Casas y Juan Ginés de Sepúlveda
1551 Universidades de Lima y México
1553 Prohibición de la importación de historias sobre la conquista a las colonias
1557-1607 Cuatro bancarrotas españolas, tres bajo Felipe II (1556-98) y la cuarta bajo Felipe III (1598-1621)
1621 Fundación de la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales
1655 Toma británica de Jamaica
1671 Canonización de Santa Rosa de Lima (1586-1617)
1680 Recopilación de las Leyes de Indias (proceso comenzado en 1603)
1717 Virreinato de Tierra Firme (Nueva Granada)
1767 Expulsión de los jesuitas (Compañía de Jesús, fundada en 1540 por Ignacio de Loyola)
1776 Virreinato del Río de la Plata
1780 Rebelión en el Perú de Túpac Amaru II (Túpac Amaru I había sido asesinado en 1572)