Resumen histórico: La América
precolombina y la conquista del Nuevo Mundo
El
año 1492 marcó en España el comienzo de una época que inauguró nuevas maneras
de pensar a la vez que redujo libertades sociales. La toma de Granada, el último
reino musulmán en la Península Ibérica, por los Reyes Católicos significó el
fin de la “reconquista” cristiana de la península. Por una parte, este hecho
ayudó a fortalecer la identidad naciente de una España unida, ejemplificada
en la Gramática de la lengua de Nebrija, que normalizó un idioma oficial
común para todo el reino; por otra parte, alimentó el fanatismo religioso que
llevó a la expulsión de los judíos y aumentó el poder de la Inquisición. El
humanismo renacentista dominó el ámbito cultural, mientras
que el espíritu guerrero de la reconquista se dirigiría muy pronto hacia un
continente a punto de ser “descubierto”. La culminación de la época de la conquista
cristiana permitió también que los Reyes Católicos consideraran una extensión
de su poder a otros territorios europeos. Los avances tecnológicos hicieron
posible la búsqueda de nuevas rutas marítimas comerciales al Extremo Oriente,
pues las rutas terrestres habían sido cortadas por los turcos. Los europeos
establecieron colonias y puestos de comercio en lugares estratégicos a lo largo
de estas rutas. Para el año 1444 Portugal ya había establecido una pequeña base
en Cabo Verde, en la costa occidental de África, que le sirvió como avanzada
de exploración y mercantil, y más tarde para un lucrativo comercio de esclavos.
En
1492 los Reyes Católicos consideraron por segunda vez la petición de un marinero
genovés llamado Cristóbal Colón de financiar un viaje para encontrar una ruta
a las Indias por el Oeste. De hecho, Colón pensó que había llegado a las Indias.
Esta idea equivocada le dio su nombre a las poblaciones indígenas de América,
cambió drásticamente su historia y dio paso a una nueva época en la historia
de España.
Se
desconoce gran parte de la historia indígena de América antes de la conquista
porque ésta se conservaba principalmente en la memoria colectiva, y era transmitida
oralmente. Lo que se ha podido reconstruir de la historia de pueblos como los
guaraníes de la Argentina y Paraguay, los mapuches de Chile, o los potiguares
y tupíes del Brasil es muy poco porque el choque de la conquista destruyó su
historia. Los textos que permiten reconstruir el pasado de civilizaciones más
avanzadas se reducen a los códices de escritura pictográfica que sobrevivieron la destrucción
generalizada de este tipo de material por los españoles—como el Códice Florentino--, a historias indígenas escritas
después de la conquista por autores mestizos, y a las crónicas redactadas por
los conquistadores y clérigos españoles.
Las
Antillas del Mar Caribe fueron el escenario del primer contacto entre españoles
e indígenas en el Nuevo Mundo. Las Antillas Mayores (Cuba, Jamaica, La Española
y Puerto Rico) estaban habitadas por indígenas llamados taínos. Las islas de
las Antillas Menores estaban pobladas por tribus que los conquistadores llamaron
“caribes”. Ambos grupos eran tribus araguas (arawaks)
que habían llegado a las islas en oleadas sucesivas desde Sudamérica. Los caribes
adquirieron fama entre los conquistadores de ser muy violentos, de donde surgió
el mito de los “caníbales”, salvajes que comían carne humana. Estos grupos prácticamente
desaparecieron poco después de la llegada de los españoles. Sin embargo, hay
palabras de su vocabulario que pasaron a la lengua española, entre ellas ‘hamaca’,
‘huracán’, ‘barbacoa’, ‘bohío’ y ‘guayaba’ y ‘cacique’.
Entre
las civilizaciones que los españoles encontraron en el “Nuevo Mundo” destacan
tres: los mayas, los aztecas y los incas.
Los
mayas llegaron a constituir un imperio importante alrededor del siglo X d.C.,
cuando tenían su capital en la ciudad de Chichén Itzá y controlaban gran parte de la
península de Yucatán. El declive de su imperio ocurrió de manera rápida, y existen
diversas teorías sobre su causa. Se conservan dos textos principales de la cultura
maya: el Popol-Vuh, un compendio de leyendas escrito
en español después de la conquista, y otro de documentos culturales, el Libro de Chilam
Balam.
El
imperio azteca creció sobre las ruinas de civilizaciones anteriores en el valle
central del actual México. En el momento de su apogeo (que coincide con la llegada
de los españoles), el imperio abarcaba un vasto territorio que se extendía desde
el sur de los Estados Unidos hasta Guatemala. Los aztecas asimilaron la cultura
y la religión de los toltecas, una civilización antigua que había dejado su
huella trescientos años antes en el valle de México. Los toltecas a su vez asimilaron
rasgos culturales y religiosos de los teotihuacanos, cuyo centro ceremonial
más significativo se encontraba en Teotihuacán, al norte de lo que es hoy la
ciudad de México. El mito de fundación azteca propone que los dioses ordenaron
a los mexicas fundar su capital en un lugar donde
vieran un águila comiendo una serpiente sobre un nopal (un tipo de cactus).
La escena ocurrió, según el mito, en una isla en medio del lago Texcoco, donde los aztecas establecieron la capital de su
imperio, Tenochtitlán (la escena es el escudo oficial del México moderno, y se reproduce en su bandera).
La ciudad de Tenochtitlán fue fundada en 1325 por los mexicas, quienes se consideraban herederos del dios Quetzalcóatl. El nombre “azteca” es de factura posterior
a la conquista, y alude a Aztlán, la tierra mítica
original de este pueblo de México, a quienes debería llamarse en propiedad “mexicas” o “tenochcas”. De su lengua,
el náhuatl, se han incorporado algunos vocablos al español: ‘chocolate’, ‘maíz’,
‘coyote’, tomate’ y ‘comal’, entre otros.
En
el siglo XV los aztecas expandieron su influencia hasta los límites geográficos
ya mencionados, impulsados por una súbita explosión demográfica, una clase alta
militarizada, y la naturaleza guerrera del culto azteca al dios Huitzilopochtli. Esta deidad solar guerrera requería
alimentarse con la esencia de la vida, que se encontraba solamente en la sangre
humana. Los aztecas creían que el universo se sustentaba con el sacrificio humano. La guerra y el tributo de seres
humanos impuesto a los pueblos conquistados eran maneras de obtener prisioneros
para sacrificar a su dios. Los españoles luego justificarían la conquista de
la nación azteca debido a la naturaleza “salvaje” de los indígenas, ejemplificada
principalmente en la práctica del sacrificio humano.
El
imperio de los incas, llamado el Tawantinsuyo, se asentaba en las regiones andinas
del Perú. La civilización incaica superó a la azteca en su extensión geográfica
y organización política. En el siglo XV la influencia incaica se extendió hacia
el norte por toda la costa hasta Ecuador, y hasta el Río Maile, en Chile, al sur. El poder incaico residía en el Cuzco,
una ciudad en las alturas de los Andes.
Los
incas habían habitado esa región desde el siglo XIII, pero empezaron a aumentar
su poder en el siglo XV, cuando los cuzqueños se apoderaron de los pueblos cercanos
y pusieron en marcha un proyecto de expansión bajo el liderazgo de Túpac Yupanqui. La organización política del territorio incaico
se realizó bajo el ayllu (tribu) de Sapa Inca, la familia de Tupac Yupanqui, y se basaba en un sistema de alianzas entre
los pueblos autóctonos y el poder central incaico. Los pueblos aliados a los
incas eran obligados a pagar tributos al gobierno central, lo que provocaba
resentimientos locales que mantuvieron al imperio en un permanente estado de
inestabilidad. Al igual que en el caso de los aztecas, la aplicación del nombre
“inca” a toda la población es un error histórico, pues este nombre se refería
exclusivamente a la alta nobleza del Tawantinsuyo.
El
poder del monarca incaico se debía a su descendencia directa del rey sol, Manco
Cápac. Para mantener la pureza de la sangre, la sucesión al poder tenía que
seguir las reglas de los ayllus que formaban la base dinástica de la sociedad
incaica. Sin embargo, en esta sociedad poligámica la sucesión del poder a menudo
se convirtió en una competencia entre los varios hijos del rey. La disputa dinástica
entre Atahualpa y su medio hermano Huáscar, hijos
del rey Huayna Cápac, fue clave en la desintegración
política del imperio inca frente a la amenaza española. Justo antes de llegar
éstos, Atahualpa había asesinado a Huáscar en el contexto
de una guerra civil entre los partidarios de ambos.
Las
ruinas de Cuzco, la ciudad ceremonial de Machu Picchu y las líneas de Nazca todavía permanecen como testimonios de esta
civilización andina.
Portugal,
otra gran potencia marítima del momento, inmediatamente le disputó a España
el derecho de reclamar todos los territorios que se encontraran navegando hacia
occidente. Para evitar un conflicto mayor, en 1494 el papa Alejandro VI redactó
el Tratado de Tordesillas, en el que se trazaba una línea
del polo norte al polo sur 370 leguas al occidente de las islas Azores, dándosele
a Portugal todas las tierras al este de esa línea, y a España las tierras hacia
el occidente.
Los
tres viajes siguientes de Colón aumentaron el conocimiento
del Caribe, pero no produjeron mayores beneficios. Casi inevitablemente, Colón
se fue desprestigiando ante los reyes. Otros exploradores le siguieron—entre
ellos Américo Vespucio, un florentino que exploró la
costa oriental de América del Sur, y por quien el cartógrafo alemán Waldseemuller nombró al continente. El español Juan Ponce
de León exploró Puerto Rico en 1508, luego la costa de la Florida en 1513, y
Vasco Núñez de Balboa encabezó la expedición que descubrió el Océano Pacífico
ese mismo año.
La conquista de México
El primer intento de tomar la ciudad en 1519 fue desastroso para los españoles. A su llegada, los españoles fueron tratados como huéspedes honrosos, pero Cortés se dio cuenta rápidamente de la situación desventajosa en que se encontraba, y tomó prisionero a Moctezuma en su propio palacio. Cortés tuvo que defenderse luego de un ataque español en la costa y de una sublevación indígena en la capital que cercó a los españoles. Después de una batalla larga y sangrienta en la que murió Moctezuma apedreado por sus súbditos y en la cual Cortés perdió gran parte de su ejército, los sobrevivientes españoles tuvieron que abandonar la ciudad a oscuras en una retirada que se conoce con el nombre de la “Noche Triste”. Casi dos años más tarde, Cortés regresó con refuerzos y construyó barcos que le permitieron poner cerco a la ciudad construida en medio del lago. El cerco acabó con la capacidad de resistencia de una población que también había sufrido los estragos de las enfermedades traídas por los españoles, y Tenochtitlán se rindió finalmente en 1521 con la captura del último rey azteca, Cuauhtémoc. Las fuentes principales de la conquista de México son una colección de cinco Cartas de relación escritas por Cortés al rey Carlos V, y una crónica redactada por Bernal Díaz del Castillo—uno de los soldados de Cortés—titulada Historia verdadera de la conquista de México.
La conquista del Perú
La
expedición de Francisco Pizarro partió de Panamá en 1530 con 180
soldados, incluyendo a sus hermanos. Los españoles entraron en 1532 en la ciudad
de Cajamarca, en donde se encontraba el rey Atahualpa. En una entrevista Pizarro le exigió a Atahualpa que aceptara
la soberanía española y la religión cristiana, a lo que Atahualpa se negó. Inmediatamente,
el rey fue hecho prisionero, y cerca de dos mil de los hombres que lo acompañaban
fueron asesinados. De un golpe, los españoles habían tomado el centro de poder
del imperio. Atahualpa ofreció llenar una habitación con oro y plata hasta la
altura de su cabeza como rescate, pero aun cuando cumplió su promesa, éste fue
ejecutado por los españoles, después de aceptar recibir
el bautismo en la religión católica.
A
pesar de este comienzo exitoso, los españoles tuvieron que luchar por muchos
años para dominar totalmente el imperio incaico. En varias ocasiones la nobleza
incaica logró organizar sublevaciones que fueron apaciguadas por los conquistadores
o sus descendientes. Este largo período de resistencia acabó definitivamente
cuarenta años más tarde con la captura y muerte de Túpac Amaru, último heredero del reino, en
1572. Otro factor importante que prolongó la inestabilidad política de la región
fueron las luchas violentas entre los propios conquistadores, quienes se disputaban
el poder y las riquezas adquiridas.
Desde
el momento en que la exploración y conquista se convierte en un proceso de colonización,
los intereses de los conquistadores y sus descendientes entraron en conflicto
con los intereses de la corona. Para ejercer su autoridad en tierras tan distantes,
la corona usó diversas estrategias para debilitar el poder local de los conquistadores.
Por ejemplo, la Casa de Contratación fue creada en 1503 en Sevilla para centralizar
y sancionar todo el comercio con América, y el Consejo de Indias fue creado
en 1524 para ejercer autoridad administrativa sobre los nuevos territorios.
En varias ocasiones Fernando I, Carlos V y Felipe II promulgaron leyes para
proteger los derechos de los indígenas de los abusos de sus amos españoles.
La corona mantuvo también una representación muy fuerte en los territorios americanos
mediante virreyes, corregidores y gobernadores nombrados directamente
por ella.
La utopía y el debate moral
La
exploración y colonización españolas del Nuevo Mundo no solamente trastornaron
las ideas geográficas europeas, sino que crearon un nuevo papel imperial para
la España de comienzos del siglo XVI. Durante esta época de pleno renacimiento
europeo, el descubrimiento de nuevas tierras parecía ofrecer el escenario para
la realización de las grandes aspiraciones humanas del momento. Algunos esperaban
encontrar en el Nuevo Mundo lo que no era posible en el Viejo: riquezas ilimitadas
a la disposición del hombre más decidido y emprendedor, pero también la posibilidad
de ensayar nuevas configuraciones sociales fuera de los rígidos estamentos sociales
de Europa. No es casualidad que la Utopía (1516) de Tomás Moro sea descrita por su autor como una isla en
las Américas, ni que surja muy pronto el arquetipo
del buen salvaje americano—un ser que vivía en armonía con la naturaleza y con
su sociedad—o que se emprenda la búsqueda de seres mitológicos como las sirenas,
las amazonas o El Dorado en el Nuevo Mundo.
Estos
ideales chocaron violentamente con la realidad brutal de la aniquilación de
los indígenas americanos por los abusos a los que eran sometidos y las nuevas
enfermedades ante las cuales no tenían defensas. El primer grito en defensa
de los indígenas lo había dado en 1511 en La Española el fraile dominico Antonio
de Montesinos, quien en un sermón para los días de la Navidad había preguntado
a sus feligreses “¿Con qué derecho y con qué justicia tenéis en tan cruel servidumbre
a aquestos indios? ¿Estos no son hombres? ¿No tienen
almas racionales?” El debate implícito en las acusaciones de Montesinos tuvo
su punto culminante en una disputa formal que sostuvieron en 1550 en Valladolid
Fray Bartolomé de las Casas, el gran defensor de los indígenas, y el filósofo
Juan Ginés de Sepúlveda. Las Casas argumentaba
que los indígenas eran hombres que poseían alma y derechos garantizados por
la ley natural y por su calidad de vasallos de la corona. Por su parte, Sepúlveda
alegaba que eran “homúnculos”, esclavos naturales incapaces de distinguir entre
el bien y el mal que necesitaban tutela adulta. El derecho internacional moderno
tiene sus orígenes en las discusiones que surgieron a causa de la extensión
de la hegemonía española a los nuevos súbditos y territorios. El teólogo español
Francisco de Vitoria fue una figura muy destacada en
estos asuntos.
Ayuda léxica
aniquilar: reducir a la nada; destruir o arruinar enteramente
apogeo: punto culminante de un proceso
ayllu (voz
aimara): cada uno de los grupos en que se divide una comunidad
indígena, cuyos miembros son generalmente de un mismo linaje
bohío (voz de las Antillas): cabaña de América, hecha de madera y ramas, cañas
o pajas y sin más respiradero que la puerta
declive: decadencia
derogar: abolir, anular una norma establecida como ley o costumbre
estrago: 1) daño hecho en guerra, como matanza de gente, destrucción de la campaña,
del país o del ejército; 2) ruina, daño, asolamiento
feligrés, sa (del latín vulgar hispánico fili eclesiae, hijo
de la Iglesia): persona que pertenece a una determinada parroquia
rescate: dinero que se entrega a cambio
de la liberación de una persona cautiva; ranzón
tutela: supervisión
zarpar (del catalán xarpar): 1) desprender el ancla
del fondeadero; 2) salir un barco o un conjunto de ellos del lugar en que estaban
fondeados o atracados
Cronología
250-900
Época clásica de la civilización maya (Guatemala y Yucatán)
Siglo X Apogeo del imperio maya en la península de Yucatán
1325 Fundación de la ciudad de Tenochtitlán
1438 Principio de la expansión imperial de los incas
1444 Portugal establece una base en Cabo Verde de África
1492 Colón zarpa del puerto de Palos en busca de las Indias, el 12 de octubre
encuentra las islas antillanas
1492-1504 Viajes de Colón: 1492 (primer viaje); 1493 (segundo viaje); 1498 (tercer
viaje); 1502 (cuarto y último viaje).
1494 El Papa Alejandro IV proclama el Tratado de Tordesillas,
que divide el Nuevo Mundo entre España y Portugal
1503 Casa de Contratación creada para supervisar el comercio americano
1506 Muerte de Cristóbal Colón
1512 Leyes de Burgos, que crean repartimientos de indios para reemplazar el
sistema de encomiendas
1513 Ponce de León explora la Florida
1513 Vasco Núñez de Balboa descubre el océano Pacífico
1516 Publicación de la Utopía de Tomás Moro
1519-1521 Conquista de México por Hernán Cortés y muerte de Moctezuma
(1520)
1524 Creación del Consejo de Indias para la administración de los territorios
americanos
1531-1533 Conquista del Perú por Francisco Pizarro; Atahualpa (1500-1532) es
ejecutado en Cuzco
1542 Bartolomé de las Casas (1474-1566) escribe la Brevísima relación de
la destrucción de las Indias; promulgación de las Nuevas Leyes de Indias
1550 Debate público en Valladolid entre Fray Bartolomé
de las Casas y el filósofo Juan Ginés de Sepúlveda sobre la cuestión indígena
1572 Ejecución de Túpac Amaru,
último heredero del imperio incaico.